Cuando meditas te alineas con tu verdadera esencia y regresas a tu "Casa", a tu verdadero "Ser", a tu "Centro", a tu "Núcleo ontológico", a tu verdadera naturaleza.
Cuando meditas dejas de "hacer" (planificar, perseguir, querer llegar a ser,...) para "ser" lo que en verdad tú eres.
Cuando meditas "paras", sales del proceso de enajenación o alienamiento en el que vives, sales de la prisión de la racionalidad y entras en la inmensidad del ser infinito que tú eres.
Cuando meditas atiendes tu respiración y observas tus pensamientos; pero también puedes meditar atendiendo todo lo que percibes, sientes y haces.
En la meditación no hay identificación (apego). Eso quiere decir que en todo momento eres consciente de lo que percibes, piensas, sientes y haces.
La meditación sólo es posible en el momento presente, en el aquí y ahora. Si mientras meditas, te identificas con lo que piensas, en ese momento no estás meditando; pero si eres consciente de lo que piensas, entonces sí estás meditando ¿Queda claro? Espero que sí.
"La meditación de la Compasión te ayudará a reducir el sufrimiento que causas a los demás y que te causas a ti mismo. También te proporcionará intuición para saber cómo ayudar activamente a los seres que sufren".
Del libro "Todos los corazones son Uno" de Ricard López.
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